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por el Biólogo Santiago de la Vega
Notothenia SP

La Convergencia Antártica y las corrientes circumpolares representan una barrera oceanográfica que aisló el continente hace ya unos 23 millones de años. Como resultado de la existencia de esta barrera de larga data, el 90 % de las especies de peces antárticos se consideran propios de la región o endémicos, y en muchos casos adquirieron adaptaciones a las condiciones extremas.

▶  Ecosistema de la Antártida

▶  Ecosistema de las Islas del Atlántico Sur


Las aproximadamente 300 especies de peces que habitan estas aguas son apenas el 1,5 % de las especies ictícolas del mundo.

Entre los peces cartilaginosos (Condríctios), su diversificación se habría restringido por el alto gasto de energía que se da en aguas frías y por la falta de presas de tamaño adecuado.

Incluyen ocho especies de rayas (llegando algunas hasta el Mar de Wedell), y tres especies de tiburones, alcanzando su distribución austral hasta las Islas Georgias del Sur y las Islas Kerguelen.

Entre los peces óseos, cerca del 75 % tienen relación con el fondo, considerando tanto especies costeras como de aguas profundas. Los nototenioideos (Suborden Nototenioidei) es el grupo de peces dominante y está representado por seis familias.

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Pesca con trasmallo Islas Shetland del Sur


¿Por qué en aguas antárticas son escasos los peces pelágicos
(los que viven en la columna de agua)?

Empezando por el extremo opuesto, es interesante que los mares del Artico, aunque con apenas unas 50 especies de peces en sus aguas, tienen grandes cardúmenes de peces pelágicos, y se alimentan de zooplancton. Es el caso por ejemplo del arenque, cuyos huevos ricos en reservas se autosustentan hasta la aparición del plancton primaveral, su comida dominante.

En cambio, si bien los juveniles de diversas especies antárticas viven en el pelagial, sólo unos pocos lo hacen cuando adultos. Por ejemplo, Pleuragramma antarcticum es el pez pelágico antártico por excelencia y se alimenta de zooplancton durante todo el año.

Una razón de la escasez de especies pelágicas en aguas antárticas, sería la angosta y muy profunda plataforma continental (alrededor de 600 m de profundidad). Liberar huevos en la extensa columna de agua es muy riesgoso, sea por escasez de comida disponible, o por factores como turbulencias y corrientes.

ANTÁRTIDA, Las LEYES entre la COSTA y el MAR
Contacto Silvestre Ediciones
130 pág.

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Pesca con trasmallo
Islas Shetland del Sur
También se ha dicho que al carecer de vegija natatoria (órgano hidrostático de los peces que permite regular la flotabilidad) los nototénidos tienen un alto costo energético para nadar a temperaturas bajo cero, lo que habría restringido la evolución de los peces en el ambiente pelagial.
La vida en el fondo es más estable que en el pelagial, aunque muchos organismos de aguas antárticas -como ser esponjas, gusanos marinos (poliquetos), estrellas, pepinos de mar, ofiuras y algas-, no resultan buen bocado para los peces.

Es que además de ser poco nutritivos y ofrecer buena defensa mecánica, algunos tienen sustancias tóxicas (ciertas esponjas, estrellas y algas). Otras presas frecuentes, como anfípodos o caracoles, son de pequeño tamaño.

Los ciclos anuales de los peces están muy relacionados con la disponibilidad de comida. Entre los que se distribuyen en la zona de hielo temporal y en torno a islas, predomina el desove en otoño y en invierno. Entre primavera y principios de verano, cuando la concentración de zooplancton en las aguas es alta, ocurren las eclosiones, encontrando las larvas buen sustento.

Una limitante antártica para esta etapa de la vida es, seguramente, que los hielos impiden la formación de estuarios. En zonas tropicales y subtropicales, dichos ambientes resultan importantes áreas de cría de peces, al ofrecer abundancia y diversidad de invertebrados para comer, y buen refugio contra predadores.

Los huevos de muchos peces antárticos se depositan en el fondo y algunas especies hasta brindan cuidado parental, como por ejemplo en Harpagifer antarcticus. Este rasgo está presente también en buen número de invertebrados de la región.

Dentro de los nototenoideos, la familia Nototheniidae es la más diversa y abundante. En ella dominan peces de cuerpo bastante alargado, cabeza grande, más o menos deprimida y ojos grandes. La mayoría son formas de fondo, más bien sedentarias. En estudios en aguas de las Islas Orcadas, las Islas Georgias, las Islas Shetland, y las islas Kerguelen, se indica que se asocian a zonas con diversidad de macroalgas. Encuentran allí comida y refugio contra predadores, como cormoranes, pingüinos y focas.

Su dieta puede cambiar según la etapa de la vida y el paso de las estaciones. Por ejemplo, el krill está más disponible en verano, al acercarse a las aguas costeras. Otras presas son anfípodos, en especial durante el invierno. Distintas macroalgas se encontraron en el tracto digestivo de especies de Notothenia, género muy diversificado. A pesar de ser de bajo valor nutritivo, se ha concluido que las comen intencionalmente, incluso pudiendo seleccionarlas. Ingerirlas les permitiría a los peces costeros ampliar sus nichos alimentarios, reduciendo la competencia entre especies.

Dicho sea de paso, la especie Notothenia coriiceps es el pez costero dominante en aguas del oeste de la Península Antártica, e Islas subantárticas.
La Merluza Negra (Dissostichus eleginoides) llega a medir dos metros de longitud y es el pez más grande del área, y puede vivir más de 50 años.

Se distribuye en aguas subantárticas, entre los 70 y 1.500 m de profundidad. Cuando adulto, vive asociado al fondo , mientras que sus juveniles son pelágicos.

Sus poblaciones están siendo intensamente predadas por buques pesqueros de todo el mundo, muchos de ellos ilegales. Es muy apreciado por su carne exquisita, de alto valor en el mercado.

Algunas focas y sobretodo orcas lo predan.
Trematomus newnesi
Trematomus newnesi
El nototénido Trematomus newnesi habita desde el intermareal hasta los 160 metros de profundidad. Se alimenta de krill, anfípodos y poliquetos, y es presa de algunas aves marinas, en especial cormoranes.

El Pez de las Piedras Harpagifer antarcticus (familia Harpagiferidae) es pequeño y habita en el fondo, generalmente desde el intermareal hasta los 18 m de profundidad. El intermareal le ofrece un hábitat rico en alimento -dominando los anfípodos-, y con menos riesgo de predadores acuáticos.

Mientras que al bajar la marea, su pequeño tamaño le permite protegerse en grietas o debajo de piedras, a resguardo de predadores como las aves. Además, su coloración de camuflaje le ayuda a mimetizarse con el fondo, pasando desapercibido.


Los peces del hielo

Los peces de hielo (familia Channichthyidae) incluyen por lo menos 4 especies en aguas de la Península Antártica.

Son en general predadores con una gran cabeza y poderosos dientes, y la especie Chaenocephalus aceratus supera en tamaño (alrededor de 65 cm) a la mayoría de los peces antárticos.

Si bien hay peces antárticos con menor concentración de glóbulos rojos y de hemoglobina que la mayoría de los peces óseos, el caso extremo son los peces de hielo. Su número de glóbulos rojos es bajo y son los únicos vertebrados conocidos sin el pigmento transportador de oxígeno en sangre: la hemoglobina.

¿Cómo se las arreglan para el transporte de oxígeno en su cuerpo?

A diferencia de la mayoría de los peces óseos, en los caeníctidos, el oxígeno está simplemente disuelto en la sangre, osea que es un transporte físico, y no químico.

En aguas antárticas hay concentraciones de oxígeno elevadas y poco fluctuantes en relación a otros mares. Por otra parte, el metabolismo de los peces en las aguas frías es muy bajo.

Sus branquias ofrecen una gran superficie expuesta para el intercambio de oxígeno, sumándose una piel desnuda muy vascularizada.

Además, sus volúmenes sanguíneos son dos o tres veces superiores a los de otros peces óseos, es decir tienen más plasma donde disolver el oxígeno. Son de corazón grande y vasos sanguíneos dilatados, bombeando más volumen de sangre y logrando una rápida circulación.

Conclusión: sus adaptaciones les permiten arreglárselas con menos gasto de energía que la necesaria en producir glóbulos rojos y hemoglobina. Además, la ausencia del pigmento respiratorio contrarresta el aumento de viscosidad de la sangre que se da a menores temperaturas.

Las desventajas de la falta de hemoglobina, serían poca resistencia en aguas con baja concentración de oxígeno (raro en aguas antárticas), y una vida poco activa.
Pez de hielo (chaenocephalus) Sangre con anticongelantes

Los líquidos corporales de los peces se congelan a -0.8 ºC, ya que son menos salinos que el agua de mar, que se congela a -1.8 C aproximadamente.

Para evitar el congelamiento, hay especies que migran en busca de aguas profundas donde la temperatura puede ser de hasta 1 ºC.

Además, el aumento de presión con la profundidad baja el punto de congelación y no llegan a formarse cristales de hielo.
Pez de hielo (chaenocephalus)
El sobreenfriamiento es la estrategia que evita el congelamiento de los líquidos en estos casos. Pero peces que viven en áreas con hielo de fondo, como Gymnodraco, entran en contacto con cristales de hielo.

Como adaptación para bajar el punto de congelación, concentran sustancias anticongelantes en sangre. Se trata de glicoproteínas que interfieren en la adición de nuevas moléculas a los cristales de hielo.

De hecho, estas glicoproteínas se han hallado en casi todos los nototénidos antárticos. Las primeras investigaciones se realizaron en el género Harpagifer.
Santiago G. de la Vega

Santiago G. de la Vega
 
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