Animales, especies en peligro de extinción en Argentina
Animales en riesgo de desaparecer
por el Biólogo
Santiago G. de la Vega
Extinción de especies
El origen de la vida en el planeta surgió hace alrededor de 3.500 millones de años, y se estima que desde entonces el 99 % de las especies se han extinguido naturalmente. (mucho antes de que existiera Argentina como país).Se sabe hoy que fueron cinco las extinciones masivas en la historia de la vida. Alrededor de 440 millones de años atrás, el 75 % de las especies animales se habría extinguido y hace 370 millones de años, un porcentaje similar también se extinguió.
Pero fue hace 250 millones que ocurrió la extinción masiva de mayores proporciones.
Más del 90 % de las especies de la fauna marina de invertebrados desapareció en aquellos tiempos. 210 millones de años atrás ocurrió la cuarta extinción.
La más conocida por todos es la que involucró hace 65 millones de años, entre otros, a los dinosaurios Más allá de semejantes altibajos, la biodiversidad tuvo una tendencia creciente en el planeta. Hoy se conocen alrededor de 1.500.000 de especies, aunque se estima que habría entre 20 y 30 millones, la mayoría invertebrados.
Entre los vertebrados, hay cerca de 44.000 especies conocidas. Dominan los peces, con más de 22.000 especies. Los anfibios rondan las 3.000 especies, los reptiles suman alrededor de 6.300, las aves más de 9.100 y los mamíferos alrededor de 4.200 especies.
En los años que corren, y en buena medida por causa de nuestras actividades, hay científicos que aseveran que estamos iniciando la sexta extinción masiva. En la mayoría de los casos, ni nos enteramos quienes son los afectados.
Hagamos algunas consideraciones. Nosotros, como especie, somos seres pensantes, relativamente grandes en tamaño, de dieta amplia, con gran capacidad de adaptación y cada vez numerosos.
Hace 10.000 años, con los comienzos de la agricultura, sumabamos 10 millones. En los tiempos de Cristo, ya eramos entre 100 y 300 millones. En el 1800 llegamos a los 1.000 millones, y entrando al siglo XXI, superamos los 6.000 millones.
Poder comer, una necesidad básica, es uno de los dilemas diarios de vida o muerte para millones de personas. La desproporción en igualdad de oportunidades entre los pueblos del mundo es abrumadora.
Los demógrafos sugieren que la población podría estabilizarse a mediados de siglo XXI, cuando estaríamos sumando entre 10 mil y 12 mil millones de habitantes. Después, los números comenzarían a declinar.
Con nuestro aumento poblacional, nuestras actividades han estado afectando directa o indirectamente y en forma negativa, a la naturaleza. Podremos diferenciar en la historia y en el presente grandes negligencias, irresponsabilidades o falta de conocimiento, resultando en consecuencias nefastas como problemas de contaminación, destrucción de habitats naturales, extinción de especies, y tantos otros.
Más allá de ello, la tendencia parece indicar, como paradigma, que somos muchos, cada vez más, y que más tarde o más temprano causaremos un colapso tal, que nuestra especie misma será una gran perjudicada.
Para preservar la naturaleza, en general dominan los esfuerzos dirigidos en dos tipos de medidas directas: conservar muestras de los diferentes ambientes naturales y proteger determinadas especies amenazadas.
Conservar muestras de los diversos ambientes naturales es muy necesario, pero como medida aislada, no alcanza, y cada vez menos. En el mundo se estima hay unas 8.000 áreas protegidas, que representan poco menos que el 4 % de la superficie del mundo. En nuestro país las áreas protegidas alcanzan poco más del 2 % del territorio.
Por ejemplo, pensemos que será de los parques nacionales del mundo, digamos, dentro de 100 años. Por un lado, en su mayoría están en áreas tropicales, zonas donde se concentra la mayor biodiversidad.
Areas donde también cada vez hay más personas pobres, con un tremendo problema social en aumento, y la consiguiente presión en el medio. Hacer conservación en esas regiones tiene mucho que ver con la búsqueda de soluciones a los problemas sociales.
Además, estamos causando cambios climáticos, que aparejan modificaciones en el ambiente. Para adaptarse, el migrar ha sido una alternativa para muchas especies en tiempos pasados, como durante las grandes glaciaciones. Actualmente, las necesidades de migración de muchos animales se complican en un entorno cada vez más modificado.
Es clave el concepto de “corredor biológico”, en conservación, para permitir a las especies el desplazarse. Más allá de las áreas protegidas, necesitamos lugares que sean convenientes tanto para la vida silvestre como para nosotros.
En relación a las medidas para proteger especies determinadas, consideremos por ejemplo sólo a los vertebrados terrestres del mundo: cerca del 10 % de ellos está en peligro de extinción.
Se pueden hacer generalizaciones sobre las características de los vertebrados terrestres, y el riesgo de estar amenazados de extinción:
▶ Los carnívoros, son más susceptibles que los herbívoros. En general necesitan amplio territorio, y muchas presas. Casi todos ellos tienen poblaciones que se cuentan sólo de a cientos, o menos.
▶ Los carnívoros de gran tamaño, son más susceptibles que los de pequeño tamaño.
Los especialistas, como ser en requerimientos de habitat, son más susceptibles que los generalistas.
Se han mencionado además diversos factores que ponen más en riesgo a las especies:
Naturales:
Baja densidad
Baja tasa reproductiva
Escasa capacidad de dispersión
Falta de variabilidad genética
Cambios en las condiciones ambientales
Catástrofes naturales
Extinción o reducción de especies mutualistas
Competencia
Predación
Enfermedades
Por acción del hombre:
Destrucción y modificación del habitat natural.
Cacería y tráfico de fauna, por ejemplo para mercado de mascotas.
Cambio climático (efecto invernadero, agujero de ozono).
Animales en riesgo de extinción en Argentina
Como ejemplo en nuestro territorio, hace ya más de un siglo, en el año 1876, se extinguío para siempre el Zorro de las Islas Malvinas. Al habitar en islas de superficie limitada, sus poblaciones no podían ser muy numerosas.Por otra parte, ante la falta de predadores naturales, con la llegada del hombre no mostraron comportamiento defensivo alguno. Más bien las crónicas hablan de actitudes de curiosidad o indiferencia. Resultó un blanco fácil para los cazadores. La expansión de las estancias con ganado lanar los acorraló cada vez más, al considerárselos daniños. Charles Darwin en su paso por las islas, pronóstico su extinción.
Las especies consideradas “carismáticas”, en general reciben los principales esfuerzos de conservación. Son las especies que más atracción e interés pueden despertar en nosotros.
¿ Hay algún esfuerzo comparable por ejemplo, para alguna ranita en peligro, sea tanto en investigación, medidas de conservación, fondos destinados, intervención de organizaciones no gubernamentales, empresas o campañas de difusión al público?
Seguramente no, aunque nunca faltan las excepciones. Pero sin duda el criterio de elegir especies carismáticas parece ser el que tiene más vigencia. Implica que estamos seleccionando a quienes le damos más chances de perdurar.
Algunos ejemplos de especies de vertebrados terrestres amenazados de extinción en nuestro país:
Edentados: el Oso Hormiguero, con dieta especializada, de baja tasa reproductiva; el Tatú Carreta, el armadillo más grande del mundo y muy escaso, ambos en la región del Chaco en nuestro país; el Pichiciego, de distribución restringida, en zonas de la región de Monte.Cánidos: el Zorro Vinagre, de escasos registros en la selva misionera; y el Aguará Guazú, el zorro más grande de Sudamérica, en ambientes del Chaco Oriental en el país.
Mustélidos: el huillín, con su principal nucleo poblacional en la cuenca lacustre del Nahuel Huapi; y el lobo gargantilla, la nutria más grande del mundo, con registros en el país en la provincia de Misiones.
Felinos: el yaguareté, el felino más grande de América; el Gato Tirica, el Margay y el Gato Onza. Las matanzas en busca de sus pieles o por considerarse algunas especies peligrosas los han afectado.
Cérvidos: el Venado de las Pampas, limitado a zonas del centro sur de San Luis y de la bahía de Samborombón, en Buenos Aires; el Ciervo de las Pantanos, el más grande de su familia en Sudamérica, con los Esteros del Iberá y el Delta del Paraná como sus principales áreas donde perdura en el país; el Huemul, de la región altondina patagónica y bosques del sur; y la Taruca, de áreas altoandinas del noroeste.
Camélidos: la Vicuña, de ambientes de altura del noroeste en especial, sufrió matanzas tremendas desde la llegada de los españoles.
Aves:
Entre las no voladoras, el Suri Cordillerano, de ambientes de altura en el noroeste. Sufrió intensa persecución por el valor de sus plumas; la captura de sus huevos como fuente de alimento y la competencia de ganado doméstico también la afecto.
Anátidos: el Cauquén Colorado, de la estepa graminosa del norte de Tierra del Fuego e Islas Malvinas, donde nidifica, migrando hacia el norte anticipando el invierno. En la década de 1960 se la declaró plaga nacional, junto al Cauquén Común y al Cauquén Real –más abundantes-, sin hacer discriminación entre las especies.
La introducción a Tierra del Fuego del zorro gris chico desde la Patagonia implicó un nuevo predador.
El Pato Serrucho, una especie casi desaparecida de arroyos en ambientes selváticos de Misiones. Tiene una alta especialización en su dieta, y la construcción de la represa de Urugua-í, hizo desaparecer ambientes donde tenía registros.
Rapaces, un grupo muy afectado. Entre ellas el Águila Monera, y el Águila Harpía, de escasos registros en la selva misionera.
En el grupo de las Pavas de Monte, la selvática Yacutinga tiene una preciada carne que la hace muy perseguida.
Otros ejemplos de aves amenazadas son la Gallareta Cornuda, de lagunas puneñas; el Playero Esquimal, ave migratoria que nidifica en América del Norte; el Guacamayo Amarillo, muy perseguido en el pasado por su valor en el tráfico de fauna como mascota; el Charao, un loro asociado a los escasos remanentes de monte de Pino Paraná, en Misiones.
La destrucción de sus habitats naturales, así como para mamíferos, es también uno de los importantes factores que amenazan de extinción a estas especies en nuestro país.
Reptiles. Dos ejemplos de especies conocidas son el Yacaré Overo, que desde la década de 1920 fue muy perseguida por el valor de su cuero, en especial los machos; y la Tortuga Terrestre común, del ambiente de Monte, muy buscada en el mercado de mascotas.
Anfibios: De las alrededor de 170 especies conocidas en el país, 2 especies se consideran en serio peligro de extinción, 2 especies amenazadas, alrededor de 50 vulnerables, 81 no amenazadas, y del resto, muchas de ellas de zonas montañosas, falta información adecuada.
La destrucción del hábitat natural, la introducción de especies exóticas predadoras, y la contaminación son algunas de las causas que las ponen en peligro.
Las especies en peligro de extinción en Argentina son:
la pequeña Rana Telmatobius atacamensis, con registros en el Río San Antonio de los Cobres (Salta). Por la introducción de truchas, los desechos de la actividad minera, y el basural urbano de la localidad del mismo nombre, hoy ya no se las encuentra y hasta se considera probable que ya se haya extinguido.Atelognathus patagonicus, de Laguna Blanca, endémica de dicha laguna del Parque Nacional Laguna Blanca. La introducción de truchas y percas realizada en los años ’60 ha sido importante causal.
Las especies amenazadas, son Hyalinobatrachium uranoscopum, de la selva misionera, y Somoncuria somuncurensis, rana endémica (exclusiva) del arroyo Valcheta de la meseta de Somuncurá (Río Negro). Algunos ejemplos de especies en peligro de extinción en nuestra naturaleza, y tan sólo entre los vertebrados terrestres Cada vez es más evidente que no podemos pretender crear un mundo mejor pensando sólo en la especie humana. Tenemos que incluir también a los seres vivos, con los ambientes donde viven. Debemos hacer concesiones, sin dejar de reconocer las prioridades de nuestras propias necesidades y derechos.
Nuestra especie, tiene otro rasgo que nos caracteriza: esperanza. Y podemos tener más esperanza cuando tomamos parte.
Bibliografía recomendada: Chebez, J.C. 1994. Los que se van. Especies argentinas en peligro. Editorial Albatros.